miércoles, 20 de abril de 2011

COMBATIENDO EL SOBREPESO CON ACTITUD MENTAL



Si echás limón en un poco de agua y luego le agregás azúcar no lograrás una limonada. ¿Pero por qué? Es agua y limón y azúcar. El limón revuelto con el agua ya no permite que el azúcar se disuelva en ella como lo hace cuando no ha tocado el limón. Para lograr una exquisita limonada hay que revolver primero el azúcar y el agua hasta que el azúcar esté totalmente disuelta, y luego agregar la cantidad deseada de limón. Lo mismo es con muchas cosas que aplicamos en nuestra forma de vivir. Tenemos los ingredientes necesarios, pero los mezclamos en cantidades y formas equivocadas, no logrando lo que queríamos y pensábamos.


¿Por qué hay tantos problemas de sobrepeso?

Al concentrarnos en “bajar de peso” el enfoque va directo a qué comés. No es solamente ¿qué comés?, sino
- ¿por qué comés lo que comés?
- ¿cuándo comés?
- ¿cuánto comés?
- ¿qué piensas?
- ¿cómo te sentís?, y
- ¿qué hacés?

1. Lo primero y más importante para lograr bajar de peso es tu enfoque respecto a tu persona y tu enfoque respecto a tu potencial. Una persona con sobrepeso es una persona menos eficiente. Teniendo el peso ideal lograrás el mismo rendimiento que un automóvil. Un auto lleno nunca va a subir una cuesta con la misma fuerza y velocidad que uno que sólo lleva a la persona al volante. Sin sobrepeso sos más ágil, te cansás menos y podés hacer más en menos tiempo. Y debe importarte tu apariencia. Una persona sin sobrepeso es más atractiva a la vista.

Es maravilloso tener amor propio y aceptar lo que no podemos cambiar, pero es aún mejor lograr deshacernos de aquello que nos limita e impide que podamos ser lo mejor que podemos ser. Un poco de músculo en el hombre no está mal; un poco de cintura en la mujer y músculos más firmes, tampoco.

El amor propio debe ser tu mayor incentivo para deshacerte de esos kilos de más y “verte y sentirte” magníficamente.

2. No debemos pensar sólo en términos de “hacer dieta”, sino en términos de cambiar nuestra forma de pensar y comer en armonía con nuestro cuerpo. Comer es esencial para una buena salud y para tener un cuerpo fuerte, así como también para animar y fortalecer nuestra alma. Cuando tenemos sobrepeso estamos demostrando que estamos comiendo independientemente de la necesidad real de nuestro cuerpo, y que no estamos satisfaciendo nuestra necesidad emocional correctamente tampoco.

La ansiedad crea desorden. La persona ansiosa va a trabajar de más, a comer de más, a gastar su dinero innecesariamente y no inteligentemente, a dormir menos de lo necesario, y a llenar ese “vacío” con cosas que no le harán bien ni a su cuerpo ni a su alma.

Debés buscar la paz contigo mismo(a). Aceptarte, amarte y esforzarte pacientemente por alcanzar metas y cumplir sueños. Debés aprender a conocerte y a escuchar tu cuerpo. Hay alimentos que para una persona son energizantes y a otra la decaen. Hay alimentos que son buenos a cierta hora del día y no a otra.

Las personas muy activas físicamente, como las intensas emocionalmente necesitan más carbohidrato que las calmadas. A una persona ansiosa le caen bien alimentos y bebidas relajantes, como tés de frutas o una sopa cremosa, mientras que a la calmada le hacen bien bebidas excitantes como un refresco con mucha azúcar, una cola ...

El exceso de azúcar decae en lugar de fortalecer. La persona se vuelve haragana, débil, cansada. La necesidad primordial del ser humano es la proteína (carnes, huevos, leche, productos lácteos). Y el cuerpo necesita mucha agua para poder procesar todo correctamente y mantener el cuerpo funcionando a perfección. La proteína y el agua pura deben ser número uno. Grasas en mínimas cantidades para darle buen gusto a las cosas y proveer al cuerpo de su necesidad. En el frío se necesita más grasa que en el calor. El cuerpo de una mujer necesita más grasa que el de un hombre. El cuerpo de un niño necesita más grasa que el de un adulto.

Carbohidrato según la necesidad anímica y física. Un atleta necesita mucho más carbohidrato que una persona que trabaja en una oficina, y el atleta necesita carbohidrato más complejo que el que trabaja en la oficina: fruta en lugar de pan, pan integral en lugar de pan blanco. El que trabaja menos duro necesita menos carbohidrato complejo.

Desarrollar el gusto por una deliciosa ensalada fresca con mucha lechuga y verdura fresca (pepino, tomate, zanahoria rallada, pepinillos) para acompañar cualquier plato con mucha proteína o carbohidrato y grasa, contribuirá a mantener el cuerpo en el balance perfecto, proveyéndolo del agua necesaria para repartirlo todo correctamente y llenándolo de vitalidad. El aderezo cubrirá el requerimiento de grasa de tu cuerpo.

Necesitamos tanto la fruta fresca como las deliciosas jaleas y los elaborados postres. No tengás miedo del tabú del harina blanca. Lo que nos hace daño son las cantidades que comemos, y la falta de otros alimentos frescos que nos quitarían la ansiedad y contribuirían a la absorción correcta de los otros alimentos más difíciles de digerir. No debés tampoco comerlo todo en la misma comida. Podés comer fruta fresca en el desayuno o la refacción, y dejar el pastelito para el postre del almuerzo o para el café de la tarde. O al revés. Un helado o un chocolate de vez en cuando también está bien. Con el tiempo irás identificando los alimentos que te caen bien y los que no. Observá y escuchá. Mirá bien cómo reacciona tu cuerpo ante ciertas combinaciones y cómo se siente tras haber tomado el uno o el otro alimento. Entonces irás comprendiendo qué alimentos son tus aliados.

Nuestra necesidad alimenticia también tiene mucho que ver con nuestro estado de ánimo. Debemos escuchar cuando no tenemos hambre, y debemos comer cuando nuestro cuerpo entra en rebeldía. Debemos observar nuestros cambios en el apetito cuando estamos tristes, preocupados y/o enojados, y usar la razón para tratarnos como conviene. Comer poco y más ligero (verdura, pocas mezclas, no salsas ni muchas harinas, arroz o fideo sin mucha elaboración, no salsas ni muchas harinas, como por ejemplo con una salsa de tomate…) es lo recomendable en estos casos. Evitar comidas sustanciosas y elaboradas (mucha harina, mucho condimento, salsas a base de harina, mucha azúcar, mucha grasa…). Y tomar agua mineral, agua pura, tés o refrescos naturales suaves.

El aburrimiento es el peor enemigo del sobrepeso. Debido a nuestra sociedad, propaganda y facilidad de adquisición, lo primero que hacemos cuando estamos aburridos es tomar o comer algo. Cuando esto sea inevitable, hagámoslo inteligentemente. Busquemos algo que sacie nuestra necesidad emocional; comé lo que se te antoja: dulce o saldado; frío o caliente, y tomate el tiempo para preparártelo y disfrutarlo, satisfaciendo tu necesidad anímica: un chocolate con crema; un sandwich de jamón con un vaso de jugo de naranja; unos nachos con queso y un vaso pequeño de cola muy fría, etc. Sustituí las grandes cantidades por el placer. Debés entender que no se trata de una necesidad física, por lo tanto no debés pensar en llenar tu estómago, sino en satisfacer tu alma.

Si no quedás satisfecho empezarás una cadenita que puede terminar hasta en un malestar estomacal.

Debés aprender a vencer el aburrimiento con actividades productivas:
- juegos de mesa que despierten el intelecto
- resolver problemas (matemáticos, trivias, crucigramas, laberintos, etc.)
- ordenar y limpiar (gavetas, la despensa, la bodega, el garage, etc.); sacar cosas que ya no te sirven o ya no usás, y regalarlas.
- dormir y descansar
- jugar con tus hijos (pelota, nadar, comentar una película, armar un rompecabezas, pintar)

Podés encontrar otras actividades gratificantes en las cuales des y recibás, usando tus habilidades o tus gustos: ventas, gimnasio, clubs, deporte, bicicleta estacionaria, aeróbicos por T.V., música, baile, etc.

3. En cuanto te entusiasmés con la idea de verte y sentirte mejor tendrás las fuerzas necesarias para adentrarte en el reto de descubrirte. Conforme vayás aplicando correctamente los principios que te he compartido, irás sintiéndote mejor, y terminarás viéndote mejor.

Lo más importante de todo es que estés determinado a estar en contacto contigo mismo, no dejándote desanimar por problemas personales, ataques emocionales, agresiones verbales por parte de otros, ni nada que te haga perder el enfoque en tu amor propio y tu determinación de disfrutar tu vida al máximo, así como de dar el máximo de tu capacidad a todos aquéllos que necesitan y quieren recibir todo lo que podés dar.

4. Empezá por hacerte un atractivo corte de cabello y escoger cuidadosamente los colores de tu ropa y zapatos (no desestimés los calcetines o la bolsa que hará juego con tu ropa). Mirá que todo haga juego y mirate “bien”. Usá los colores que te hagan sentir a gusto contigo mismo(a). Estarás armonizando tu alma y tu cuerpo.

5. Y adentrate decididamente en la aventura de encontrar a tu nuevo “yo”.

1 comentario:

  1. Fabuloso acertadísimo, una exposición de matricula, solo falta la frase lapidaria de mi abuelo: no le hagas a ningún ser humano, lo que no te gustaría que ningún ser humano te hiciera a ti, y con eso tendríamos un capitulo del gran libro, Un mundo feliz para los humanos pero sin los humanos

    Saludos salud y un abrazo muy fuerte manuel

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